refleccion del emigrante
Ser inmigrante, es decir ser un extranjero, alguien nuevo, alguien diferente, alguien llegado de otro lado, como quiera llamársele, en estos tiempos, no es nada raro , casi todos los países tienen inmigrantes, unos más otros menos, por diferentes razones, por parecidas razones, pero los tienen, algunos países son más receptivos con ellos como por ejemplo el Perú, que los alberga de muy buen talante, y hasta los trata con mucha deferencia. Otros no tanto como España, que solo es receptiva con determinados grupos de inmigrantes y otros mucho más reacios a ellos, como Estados Unidos de Norteamérica , o al menos eso parece, porque siempre he pensado que este país, se hace de la vista gorda —como se dice— de muchas cosas y que si quisiera pudiera sacar a los inmigrantes ilegales, así de rápido, con sólo hacer sonar los dedos, pero no lo hace, y supongo que es por la conveniencia de tenerlos, y por todo el dinero que ellos – los inmigrantes ilegales e indocumentados, aportan o declaran sin poder después reclamar la devolución de sus impuestos o el beneficio o el derecho para el que están o estuvieron aportando… Y aunque parezca contradictorio, por un lado endurecen las leyes contra ellos, les hacen difícil el acceso a la legalidad pero eso si se quedan con el esfuerzo de su trabajo, mal pagado y exento totalmente de derechos.
En un mundo como el actual, donde los avances de la ciencia y la famosa globalización nos acercan y nos alejan a la vez, probablemente hay muy pocos rincones en el mundo en los que no se enteren lo que está pasando en el otro extremo del mundo, en un mundo como éste en que casi es imposible hallar un político con conciencia, comprometido y con verdadera vocación de servicio a los demás, en un mundo como éste en que la corrupción ya es un tema de política pública y social, que carcome los gobiernos, las conciencias de la gente inescrupulosa, y hasta las más fuertes instituciones, la pobreza avanza, el hambre cobra muchas víctimas, el trabajo fuente de salud y desarrollo escasea, las enfermedades recrudecen, la miseria se esparce, la desesperanza y la violencia crecen y el hombre, el ciudadano, aunque ame su patria, su suelo, su gente, su identidad en otras palabras, opta por subsistir, opta por buscar mejor nivel de vida, opta por ofrecer algo mejor a su familia, opta por convertirse en un exiliado por propia voluntad, y sale de su país para convertirse en un inmigrante o en un paria o en un desahuciado de vivir una cultura diferente – como dice la canción.